jueves, 9 de agosto de 2007

CONOZCAN AL "OSO"


Incansable creador de dimensiones ocultas, herencia, quizá, de su traumática infancia pequeñoburguesa en Guadalajara, Jalisco (ciudad en la que aún reside por temor a las peceras y el smog del Distrito Federal), Alfonso Suárez Romero, el "Oso", ha escrito lo mismo novelas infantiles y juveniles (Maraca, Zapatos de cocodrilo), que guiones verdaderamente adultos como los de los cortometrajes Cruz y Señas Particulares, de Kenya Márquez; o esa joyita de culto que es el filme matamorense Puños Rosas (2004), de Beto Gómez. Recientemente, el "Oso" debutó también como director de largometraje con una película bastante rarita e inquietante protagonizada por Eduardo España, que financió él mismo, para la que sigue buscando apoyo para la postproducción (gente de dinero, anímense) y que hasta la semana pasada llevaba por título Ausencia.

Pero mientras llega esa lana para proyectar su ópera prima en Cannes, Alfonso nos entrega hoy, con su muy particular estilo, la primera parte de lo que, esperamos, será el recuento de cómo se involucró en la escritura de la nueva versión de Hasta el viento tiene miedo. Y claro, según él, todo lo que van a leer sucedió en realidad.

(EL) VÉRTIGO

Por Alfonso Suárez Romero (co-guionista)

Decido mirar por última vez hacia el vacío. Ésta sí debe ser la última. Me tiemblan las piernas. Son cuatro pisos cuesta abajo, más el mezzanine y la tiendita de la esquina. Seis en total. Vértigo absoluto. Por fin abro los ojos, entonces descubro a mi perro amarrado a una caseta de teléfono afuera de la tiendita de la esquina de donde casualmente sale mi mujer con una coca de dieta y un teléfono celular. Mi mujer acaricia al perro y después levanta su mirada que me encuentra, entonces ondea el celular.

-¡Te hablan!

¿Quién puede ser en este momento tan crucial? Debe ser alguien importante.


-¡¿Quién es?!
-¡Gustavo!
-¡¿Cuál Gustavo?! ¡No conozco a ningún Gustavo!

Mi mujer habla por el celular, parece entablar una conversación amistosa, como si conociera bien a la persona al otro lado de la línea.


-¡Dice que va a hacer una película de horror!

Parece que mi mujer ya se lleva de piquete de ombligo con el que está al otro lado de la línea y mi perro se orina descaradamente en el poste de la caseta telefónica. Mi mujer se vuelve hacia mí después de reírse de algún chiste de Gustavo.

-¡Ándale, no seas menso, te conviene!
-¡Es una trampa! ¡Gustavo no existe! ¡Gustavo es una invención tuya! ¡El cine mexicano de horror ya no existe más! ¡No voy a bajar!


¡Dios mío, qué vértigo! Me aferro con las uñas a la cornisa. Mejor bajo. Mi mujer me convida un trago de su coca de dieta, mi perro husmea el miedo que todavía no termina de bajar de mis piernas. Tomo la llamada. Es Gustavo Moheno. Sí. Lo conozco. Casi pierdo un oído gracias a él. Alejo un poco el teléfono celular de mis oídos pero alcanzo a escuchar su voz. Me habla de Carlos Enrique Taboada y de Hasta el Viento tiene Miedo. Cine mexicano de horror, ¿o es terror? ¿Quién sabe la diferencia? Mi mujer desamarra al perro.

-Lo voy a llevar al parque.

Mientras mi mujer se aleja con el perro, yo repaso mentalmente la filmografía completa del cine mexicano de horror (¿o terror?) de los últimos cuarenta años excluyendo las películas de luchadores, lo cual no requiere, por cierto, de ningún portentoso esfuerzo de memoria. En la noche no puedo dormir y mi mujer lo sabe.


-¿Cómo le vas a poner?
-¿A qué?
-A la historia del suicida.
-Ah... Vértigo.
-¿Vértigo? ¿Como la película?
-...El Vértigo.
-Lo que pasa es que tienes demasiadas influencias. Deberías intentar algo original cien por ciento.
-¿Cómo qué?


-Algo basado en ti, en tu vida, en alguna experiencia personal.
-¿Cómo qué?
-Escarba.
-No hay nada interesante.
-Escarba más, busca la raíz de todo.
-¿De todo? ¿Qué es todo?
-Pues todo.
-No tengo nada que contar.
-Todos tenemos historias.
-Hablo de buenas historias.
-Todos tenemos buenas historias.
-Hablo de buenas historias que puedan interesarles a los demás.
-Todos tenemos buenas historias que puedan interesarles a los demás. Hasta el Viento Tiene Miedo es una buena historia, yo vi la película cuando era chica y me asustó mucho, no pude dormir como en tres días. ¿Sale Lucía Méndez, no?
-Pero me acabas de decir que tengo que ser más personal, eso es un refrito.
-Por eso.
-¿Por eso qué?
-Va contigo, siempre andas pensando en cosas horribles. ¿De eso se trata la película, no? De cosas horribles.

Mi mujer se dio la vuelta poniendo fin a la conversación. Yo no pude dormir en tres días pensando en cosas horribles (CONTINUARÁ).


Alfonso Suárez, a la derecha, con el director Beto Gómez, durante el rodaje de "Puños Rosas"

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Espero mañana la segunda parte deeee: "(El) Vértigo" me gustó, me gustó!!

Saludos!!

WIND MASTER dijo...

Colmillito: Sabía que conectarías con el "rarísimo" sentido del humor del Oso. La segunda parte, no obstante, aparecerá dentro de unas semanas porque al buen Oso le gusta aquello del "suspense". Mañana, por lo pronto, vamos a publicar una entrevista exclusiva con Martha Higareda. Saludos.

Paduchina dijo...

Claro genial! Dejaría de ser escritor, si no nos mantuviera en el suspense! Nos quedará la tarea a nosotros de entretejer la historia con el final. ¿Qué cosas horribles pudo haber pensado El Oso para no dormir en tres días? Inició el insomnio esta nueva historia de "Hasta el viento tiene miedo"?
Windmaster: Me he divertido enormemente el día de hoy en tu blog. Es genial la manera en que estás despertando la curiosidad. Me encanta. Saluditos

WIND MASTER dijo...

Paduchina: ¡Mil gracias, de nuevo! Quiero decirte que tú eres, precisamente, la clase de persona que ayuda a mantener vivo este blog. El Oso, por cierto, nos mandó un e-mail agradeciendo su 16 megabytes de fama del día de hoy. Un abrazo fuerte, Paduchina.