viernes, 10 de agosto de 2007

MARTHA HIGAREDA ES CLAUDIA


Con una impresionante carrera forjada en apenas unos cuantos años, Martha Higareda es hoy por hoy la actriz más popular del cine mexicano. Su cinta de romance al estilo ‘Romeo y Julieta’, Amar te duele (2002), de Fernando Sariñana, no sólo se convirtió en un éxito de taquilla, sino que la llevó a abanderar a la nueva generación juvenil de la pantalla grande nacional. Por esta producción obtuvo la Diosa de Plata como Actriz Revelación del Cine, además del premio MTV Movie Award Latinoamérica como Mejor Actriz y las Palmas de Oro por el Círculo Nacional de Periodistas como Mejor Actriz y Revelación de Cine.

Entre las producciones nacionales en las que Higareda ha destacado se encuentran Siete días, de Fernando Kalife; Así del precipicio, de Teresa Suárez; y Sexo, amor y otras perversiones, donde lució en el segmento a cargo de Carlos Carrera. A nivel internacional destaca su participación en La casa de los Babys, del prestigiado realizador nominado al Óscar, John Sayles; mientras que para la pantalla chica Higareda se hizo de fama con sus estelares en las telenovelas Cara o cruz, Enamórate, Gitanas y Las Juanas.

Su estreno más reciente, Niñas Mal, se convirtió en uno de los éxitos taquilleros mexicanos más importantes del 2007 (sólo por debajo de KM 31, de Rigoberto Castañeda) y ocupa el sitio número 7 del Top Ten de todos los tiempos a nivel nacional.

Recientemente, Martha fue nominada al Ariel en la categoría de Mejor Co-actuación Femenina por Fuera del cielo (2006), de Javier Patrón, premio que otorga la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas.

Y Martha no para: este año filmó la cinta All Inclusive, del realizador chileno Rodrigo Ortúzar, al lado de Ana Serradilla, Leonor Varela, y Valentina Vargas; amén de saltar a la meca del cine, Hollywood, donde realizó el programa piloto para televisión Skip Tracer, junto a Stephen Dorff y bajo la dirección del nominado al Óscar, Stephen Frears (Relaciones peligrosas, La Reina).

No obstante, en su debut en la pantalla grande estadounidense tuvo como sinodales a Keanu Reeves y al ganador del Óscar, Forest Whitaker (El último rey de Escocia), vía la producción The Night Watchman, dirigida por David Ayer, sobre un libreto original de James Ellroy (Los Ángeles al desnudo).

Queda con ustedes este precioso milagro tabasqueño en entrevista exclusiva para este blog…


Háblanos sobre tu personaje en 'Hasta el viento tiene miedo'…

Claudia es un personaje muy completo. Me gusta porque es muy humana, llena de defectos y cualidades; es una chava muy valiente. Me acuerdo que desde que conocí la historia me impresionaron muchas escenas; de hecho, ahora me viene a la mente una muy particular pero... Bueno, ya estaría contando la película, así que mejor ¡vayan al cine!

¿Hubo una escena en particular que te gustó rodar más que las otras?

Creo que disfruté mucho todas las escenas y no es choro. Me gustó muchísimo el ambiente que formamos todas las actrices y el equipo; hubo mucho compañerismo y eso hace que una película sea mucho más entrañable. Ahora bien, hubo escenas bastante difíciles, sobre todo las que hicimos de noche. La más complicada, sin duda, fue una escena nocturna en la que estaba haciendo muchísimo frío y, bueno, para hacerla aún más cardiaca yo tenía que estar mojada. Físicamente fue todo un reto.

¿Qué te llevas de todas las actrices con las que trabajaste?

Me encantó trabajar con TODAS; hicimos muy buena química pues nos tocaron muchas escenas juntas y de verdad que me la pasé muy, pero muy bien. Creo que en esta película conocí personas muy valiosas de las cuales me llevo gratos recuerdos y muchas enseñanzas.

¿Cómo te llevaste con Gustavo Moheno?

Con Gustavo puedes trabajar muy a gusto. Es un director que sabe escuchar y eso, como actriz, lo agradeces enormemente. Fue muy grato compartir este proyecto con él; creo que es un director muy talentoso.

¿Cómo recomendarías esta película al público en general que se acaba de enterar de su existencia?

Pues que vayan a ver Hasta el viento tiene miedo porque van a sudar, a gritar, a reír, a llorar... Es una película que los va a tener al borde de la butaca y de sus sentidos.



Lo que le contó Martha al periódico Reforma durante el rodaje...

Prueba Martha su temple con los sustos
Por Minerva Hernández
17 de diciembre de 2006

Para Martha Higareda el desafío de protagonizar la nueva versión de Hasta el Viento Tiene Miedo, su primer película de terror, ha representado una experiencia diferente que la ha hecho crecer como actriz y que le ha exigido utilizar su imaginación.




"Es la primera del género de terror que hago y es un reto muy especial porque requiere de efectos y de una actuación diferente; muchas cosas te las tienes que imaginar, tienes que usar la fantasía, no puedes usar los mismos grados de susto todo el tiempo.

"Tienes que imaginarte que te está pasando lo de la escena, o lo que pasaría si de repente tienes muchísimo miedo de saber qué hay abajo de tu cama, cosa que a todo mundo le ha pasado en la vida real; tienes que ponerte en esa situación", dice en relación a su participación dentro de la cinta que dirige Gustavo Moheno.

Además, Martha realizó un proceso de investigación y preparación con el fin de saber cómo desenvolverse en este tipo de relatos, cuyo rodaje finaliza el 23 de diciembre.

Martha interpreta a Claudia, una chica incrédula de los fenómenos paranormales que, de pronto, es poseída por un fantasma en busca de cumplir una venganza.


"Para preparar este personaje estuve viendo películas de terror y en ellas siempre hay de dos: la protagonista que todo el tiempo sabe que hay fantasmas y entonces está temerosa; y la que es totalmente escéptica aunque tú como público sabes que hay algo ahí.

"Es el caso del personaje de Claudia, es una chava escéptica pero que por todas las cosas que le van pasando, le empieza a 'caer el veinte' de que sí hay algo raro".

Y aunque considera que la gente la percibe en otro tipo de personajes, Martha se dice satisfecha por el aprendizaje y confía en ganar proyección como actriz gracias a papeles que contrastan con los que hizo en Amar te Duele y 7 Días.

Especialmente porque el cine de terror es un género, dice, con muchos seguidores en el país.

"Ahorita hay una nueva ola de cine de terror; tenemos un gran director que ha hecho películas de este tipo, Guillermo del Toro, y si las historias están bien hechas, tampoco es necesario tanto presupuesto en efectos especiales".

Primeras 2 fotos: Óscar Ponce
Maquillaje: Paola Villa
Cortesía: Talent on the Road Management

Videogalería de Martha

Lo hizo uno de sus mayores admiradores. Disfrútenlo.

jueves, 9 de agosto de 2007

Miedo (videoclip)

Esta canción de María Daniela y su sonido Lasser Drakar, aparece, aunque no lo crean, en algún momento de "Hasta el viento tiene miedo". El videoclip de la rola es, sin duda, una joya del kitsch.

CONOZCAN AL "OSO"


Incansable creador de dimensiones ocultas, herencia, quizá, de su traumática infancia pequeñoburguesa en Guadalajara, Jalisco (ciudad en la que aún reside por temor a las peceras y el smog del Distrito Federal), Alfonso Suárez Romero, el "Oso", ha escrito lo mismo novelas infantiles y juveniles (Maraca, Zapatos de cocodrilo), que guiones verdaderamente adultos como los de los cortometrajes Cruz y Señas Particulares, de Kenya Márquez; o esa joyita de culto que es el filme matamorense Puños Rosas (2004), de Beto Gómez. Recientemente, el "Oso" debutó también como director de largometraje con una película bastante rarita e inquietante protagonizada por Eduardo España, que financió él mismo, para la que sigue buscando apoyo para la postproducción (gente de dinero, anímense) y que hasta la semana pasada llevaba por título Ausencia.

Pero mientras llega esa lana para proyectar su ópera prima en Cannes, Alfonso nos entrega hoy, con su muy particular estilo, la primera parte de lo que, esperamos, será el recuento de cómo se involucró en la escritura de la nueva versión de Hasta el viento tiene miedo. Y claro, según él, todo lo que van a leer sucedió en realidad.

(EL) VÉRTIGO

Por Alfonso Suárez Romero (co-guionista)

Decido mirar por última vez hacia el vacío. Ésta sí debe ser la última. Me tiemblan las piernas. Son cuatro pisos cuesta abajo, más el mezzanine y la tiendita de la esquina. Seis en total. Vértigo absoluto. Por fin abro los ojos, entonces descubro a mi perro amarrado a una caseta de teléfono afuera de la tiendita de la esquina de donde casualmente sale mi mujer con una coca de dieta y un teléfono celular. Mi mujer acaricia al perro y después levanta su mirada que me encuentra, entonces ondea el celular.

-¡Te hablan!

¿Quién puede ser en este momento tan crucial? Debe ser alguien importante.


-¡¿Quién es?!
-¡Gustavo!
-¡¿Cuál Gustavo?! ¡No conozco a ningún Gustavo!

Mi mujer habla por el celular, parece entablar una conversación amistosa, como si conociera bien a la persona al otro lado de la línea.


-¡Dice que va a hacer una película de horror!

Parece que mi mujer ya se lleva de piquete de ombligo con el que está al otro lado de la línea y mi perro se orina descaradamente en el poste de la caseta telefónica. Mi mujer se vuelve hacia mí después de reírse de algún chiste de Gustavo.

-¡Ándale, no seas menso, te conviene!
-¡Es una trampa! ¡Gustavo no existe! ¡Gustavo es una invención tuya! ¡El cine mexicano de horror ya no existe más! ¡No voy a bajar!


¡Dios mío, qué vértigo! Me aferro con las uñas a la cornisa. Mejor bajo. Mi mujer me convida un trago de su coca de dieta, mi perro husmea el miedo que todavía no termina de bajar de mis piernas. Tomo la llamada. Es Gustavo Moheno. Sí. Lo conozco. Casi pierdo un oído gracias a él. Alejo un poco el teléfono celular de mis oídos pero alcanzo a escuchar su voz. Me habla de Carlos Enrique Taboada y de Hasta el Viento tiene Miedo. Cine mexicano de horror, ¿o es terror? ¿Quién sabe la diferencia? Mi mujer desamarra al perro.

-Lo voy a llevar al parque.

Mientras mi mujer se aleja con el perro, yo repaso mentalmente la filmografía completa del cine mexicano de horror (¿o terror?) de los últimos cuarenta años excluyendo las películas de luchadores, lo cual no requiere, por cierto, de ningún portentoso esfuerzo de memoria. En la noche no puedo dormir y mi mujer lo sabe.


-¿Cómo le vas a poner?
-¿A qué?
-A la historia del suicida.
-Ah... Vértigo.
-¿Vértigo? ¿Como la película?
-...El Vértigo.
-Lo que pasa es que tienes demasiadas influencias. Deberías intentar algo original cien por ciento.
-¿Cómo qué?


-Algo basado en ti, en tu vida, en alguna experiencia personal.
-¿Cómo qué?
-Escarba.
-No hay nada interesante.
-Escarba más, busca la raíz de todo.
-¿De todo? ¿Qué es todo?
-Pues todo.
-No tengo nada que contar.
-Todos tenemos historias.
-Hablo de buenas historias.
-Todos tenemos buenas historias.
-Hablo de buenas historias que puedan interesarles a los demás.
-Todos tenemos buenas historias que puedan interesarles a los demás. Hasta el Viento Tiene Miedo es una buena historia, yo vi la película cuando era chica y me asustó mucho, no pude dormir como en tres días. ¿Sale Lucía Méndez, no?
-Pero me acabas de decir que tengo que ser más personal, eso es un refrito.
-Por eso.
-¿Por eso qué?
-Va contigo, siempre andas pensando en cosas horribles. ¿De eso se trata la película, no? De cosas horribles.

Mi mujer se dio la vuelta poniendo fin a la conversación. Yo no pude dormir en tres días pensando en cosas horribles (CONTINUARÁ).


Alfonso Suárez, a la derecha, con el director Beto Gómez, durante el rodaje de "Puños Rosas"

miércoles, 8 de agosto de 2007

DANNY PEREA EN "CLAROSCURO"


Ganadora del Ariel a la Mejor Actriz por su papel de la solitaria Rita en Temporada de patos (2004), de Fernando Eimbcke, Danny Perea ha demostrado con creces, a sus 21 años, ser una de las jóvenes promesas del espectáculo mexicano. Después de verla regularmente en el sitcom Vecinos, de Eugenio Derbez, y tras una aparición fugaz en la teleserie El pantera, Danny está lista para revelarnos su lado más oscuro y al mismo tiempo intensamente luminoso como Josefina; sin duda, uno de los personajes más intensos de Hasta el viento tiene miedo.

¿Cómo describes a tu personaje?

Josefina está llena de cicatrices, de heridas profundas que no sabe cómo sanar pues, de alguna manera, cree que se las merece. Josefina es esquizofrénica; ésto la hace sentir distinta, automáticamente rechazada y culpable por serlo. Josefina padece de una soledad inmensa que lo contagia todo, pues aunque haya personas a su alrededor ella sigue estando profundamente sola. Si existiera una palabra exacta para definir a Josefina ésta sería “perturbada”: apenas puede hablar, como si sintiera el equívoco de sus acciones a cada paso, como si creyera que todo aquello que toca lo hiriera, lo rompiera… En consecuencia, su alma -que en el fondo es buena- trata de resarcir sus culpas hiriéndose y rompiéndose a sí misma.

¿Cuál fue la escena más dificil de rodar?


¡Prácticamente todas! Mi personaje es sumamente complejo, al igual que su historia. Tenía que absorber todo de Josefina, sus miedos, sus limitaciones, sus traumas, sus culpas, para que se reflejaran hasta en la forma de agarrar cualquier objeto, de caminar, de mirar, de hablar y de confrontar todo lo anterior con las circunstancias que va enfrentando el personaje durante el desarrollo de la historia. Aunque debo decir que la secuencia a la que más le tuve temor y que, incluso, en mi libreto la subrayé con un marcador de distinto color, fue la secuencia en la que Josefina les está platicando a los demás personajes acerca de Andrea y, después, al sentir que se están burlando de ella y que la toman por loca, sufre una crisis muy fuerte.

¿Cuál es el tema que te atrapó más de 'Hasta el viento tiene miedo'?

La soledad latente y evidente que existe en todos los personajes y lo riquísimamente complejas que resultan sus historias.

¿Qué nos puedes decir brevemente de tu experiencia de trabajo con tus compañeras?


Sé que cuando diga que fue delicioso trabajar con todas va a sonar a que todos los actores tenemos este diálogo guardado en nuestro disco duro para cuando se nos pregunta exactamente ésto. Pero ésa es la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. Fue maravilloso; muchas de nosotras nos seguimos viendo y si no es así se debe más a cuestiones de tiempo y de trabajo que por falta de ganas. A pesar de que se pudo haber pensado que por ser puras mujeres la rivalidad o la envidia pudieron haberse dado, fue exactamente todo lo contrario. Si alguien tenía un problema con el vestuario ahí estábamos todas dispuestas a solucionarlo, o si alguien había tenido problemas con el novio (¡ja, ja!) éramos siempre todas oídos. No hay una sola compañera de la que no conserve un maravilloso recuerdo y no hay una sola compañera que no habite un lugar bien especial en mi corazón y en mis recuerdos. Esta es otra cosa que agradezco de Hasta el viento tiene miedo, no sólo el maravilloso casting que eligió el director para estar frente las cámaras, sino que también eligió un maravilloso casting para disfrutarlo detrás de cámaras. Siempre tuve a una compañera dispuesta a ayudarme y cuando puedes decir eso de las personas con las que trabajaste es, simplemente, un privilegio extraordinario.

¿Cómo fue trabajar con Gustavo Moheno?


Fue sencillamente maravilloso. Es un director que sabía lo que quería, sabía cómo quería contar su historia y, sobre todo, una de las cosas más importantes: sabía confiar en sus actrices. Fue un director que escuchaba tus propuestas, que las masticaba y confiaba en la razón que tenías para proponerlas. Me encantaba escucharlo hablar de Josefina, era impresionante todo lo que sabía de ella, era como si la hubiera conocido desde mucho tiempo atrás. En el set, su paciencia era admirable, podía tener el tiempo estrangulándole la yugular y una presión nada envidiable y él se daba su tiempo para resolver cualquier duda que tuvieras con un respeto que agradeceré siempre. Espero que el azar vuelva a juntarnos en otro proyecto pues fue realmente delicioso trabajar con un director como él.

¿Viste la película original? ¿Qué puedes decir que encontraremos en esta nueva versión?


Creo que una de las diferencias más significativas de esta película con la del maestro Taboada es que la nueva versión está llena de un profundo drama humano o de un drama profundamente humano. Se le da más importancia a la complejidad de los personajes, sabemos mucho más acerca de ellos. En el caso de mi personaje, en la película de Taboada Josefina era la niña chismosa que le arruina la fiesta a todas, pero aquí Josefina es un personaje complejo, lleno de recovecos que la hacen, como a todos los demás personajes, muy interesante... Es un guión excelente, tiene una maravillosa dirección y un casting increíble.

Danny en "Temporada de Patos"

Un vistazo a la película de Fernando Eimbcke, donde Danny se ganó la admiración de todos.

martes, 7 de agosto de 2007

ERNESTO ALONSO (1917 - 2007)


Ernesto Alonso fue mucho más que "El Sr. Telenovela". Dirigido por Luis Buñuel, en 1955 protagonizó junto a Miroslava una de las películas más acojonantes del cine mexicano.

Descanse en paz.

ETERNO RESPLANDOR DE LA ESQUIZOFRÉNICA JOSEFINA


Por Ángel Pulido (co-guionista)

Josefina Peña Labrada, o simplemente Jose, es la más pequeña de cuatro hermanas de una acaudalada familia originaria del estado de Hidalgo. El origen de la fortuna de la familia era una próspera mina de cantera que el padre de Josefina y sus dos medios hermanos heredaron de su abuelo al morir éste.

Con el paso del tiempo, el padre de Josefina, frustrado con la idea de no tener hijos varones para administrar la mina, decidió vender su parte y se mudó junto con su familia a la Ciudad de México, donde estableció un negocio de venta de maquinaria para la construcción.

Cuando Josefina nació, la hermana que le seguía le llevaba 18 años, por lo que Jose nunca tuvo a alguien de su edad con quién jugar. La madre de Jose era una señora ya mayor que no tenía la energía ni la paciencia para criar de nuevo a una bebé, así que dejó todo el cuidado de su hija a la nana. De hecho, durante toda su infancia, Josefina llamó “mamita” a su nana.

El tiempo pasó y, una a una, las hermanas de Jose se fueron casando y saliendo del hogar paterno. Cuando Jose volvía de la escuela se encontraba con nadie para hablar. Así, Josefina pasaba la mayor parte de su tiempo sola en la enorme casona de sus padres. A falta de amigos reales, Josefina comenzó a imaginarse a sus propios amigos desde muy temprana edad. Jose, de hecho, tenía muchos amigos imaginarios con los que jugaba a rescatar princesas de toda clase de peligros.

Cuando la última de sus hermanas se casó, sólo quedaron en casa Josefina, su nana y sus padres. Preocupada por el carácter tímido y retraído de la niña, su madre la inscribió en clases de piano, inglés y natación, pero nada de esto captaba la atención de Jose, quien prefería encerrarse en su habitación y jugar con sus siempre leales amigos imaginarios.


El padre de Josefina era un hombre bonachón que pasaba mucho tiempo en su trabajo o en el club de empresarios y nunca le prestó demasiada atención a su hija menor. En contraste, su madre era una mujer de carácter severo y altivo, muy preocupada por mantener las apariencias de una familia de clase acomodada.

Cuando Josefina entró a la secundaria, se enteró por boca de una de sus compañeras que en realidad ella era hija de su hermana mayor, pero que las habían hecho pasar por hermanas para evitar el escándalo. Al enterarse de esto, Josefina lloró un día completo, aunque nunca le comentó ni una palabra a su madre-abuela.

A partir de ese día, Josefina pareció abstraerse todavía más de la realidad. Pasaba horas enteras en su habitación leyendo novelas sobre princesas y reinos lejanos y conversando con sus amigos inventados.

La madre-abuela de Josefina, ya preocupada por la salud mental de su hija que hablaba con personajes invisibles, decidió llevarla a ver a un psiquiatra con la mayor discreción posible.

Por desgracia, la opinión del psiquiatra distó mucho de ser discreta. Josefina fue diagnosticada con una fase inicial de esquizofrenia, y el doctor recomendó tratar a Jose con una fuerte cantidad de antipsicóticos y antidepresivos. Pero lo peor es que si con esto no desaparecían las visiones de los “amigos” de Jose, no habría más remedio que un tratamiento de choques eléctricos.

La madre-abuela de Jose quedó devastada con la noticia. Para ella, una enfermedad mental era algo vergonzoso que nunca le permitiría a Jose integrarse de forma plena a la sociedad. Así que el camino a seguir era muy claro: Jose seguiría el tratamiento al pie de la letra si con eso había alguna posibilidad de curarla.


Josefina comenzó el tratamiento de drogas controladas que, por desgracia, tenía múltiples efectos secundarios. Pasaba el día entero en un estado parecido al sonambulismo, experimentando periodos de depresión intensa. Su madre-abuela decidió sacar a Jose del colegio hasta que el psiquiatra la diera de alta. Para colmo, la madre verdadera de Jose, -es decir, su hermana- se había casado con un italiano, tenía dos hijos y vivía en Europa, por lo que no tenía ninguna intención de regresar y hacerse cargo de la chica.

Convencida de que había algo malo en su mente y cansada de ver a la gente a su alrededor sintiéndose miserable, Josefina fue a visitar a su doctor y le pidió que hiciera lo que fuera necesario para curarla. El doctor se negó al principio, pero ante la insistencia de Jose, decidió seguir con la terapia de choques eléctricos.

Jose sintió morir las dos veces que la corriente eléctrica cruzó por su cuerpo, pero pensaba que todo el sufrimiento valdría la pena si al final se curaba. Más tarde, los padres-abuelos de Jose la localizaron en la clínica y, conmovidos por su valentía, la abrazaron y le pidieron perdón por haber sido tan egoístas con ella.

Las cosas mejoraron considerablemente en los meses siguientes. Jose no volvió a necesitar la terapia de choques eléctricos nunca más y sólo tomaba un medicamento para evitar posibles depresiones.

Jose se inscribió de nuevo a la escuela, pero al volver se sintió aún más como una completa extraña. Pese a la discreción de su madre-abuela, toda la escuela se había enterado de su problema y sus compañeros la miraban con extrañeza o de plano la evitaban. A pesar de esto, Jose hacía su mejor esfuerzo por ser amigable y quiso comenzar a hacer amigas cuanto antes.

Pero los esfuerzos de Jose eran inútiles. Poco a poco, Jose volvió a refugiarse en su propio mundo. Pasaba horas enteras en la biblioteca leyendo los cuentos de hadas que la hacían sentirse tan feliz, pero si sentía que alguien la observaba pretendía leer revistas de chismes y de modas.


Jose no comentaba nada de esto con sus padres-abuelos, que ahora la interrogaban todos los días cuando llegaba de la escuela. Jose les contaba que tenía muchas amigas; inventaba nombres y llamadas telefónicas que nunca ocurrían.

Una noche, Jose se retiró a su habitación y antes de dormir vio algo que no había visto en mucho tiempo: uno de sus amigos imaginarios de la infancia estaba de pie junto a su ventana, tal y como ella lo recordaba cuando era niña.

Sorprendida, Jose saludó a su amigo y se acercó a platicar con él. El amigo imaginario de Jose le advirtió que si los escuchaban hablar corrían el riesgo de que sus padres llamaran al doctor y entonces los tratamientos volverían. El amigo imaginario propuso que sería mejor si hablaban en el balcón de la ventana, porque era un lugar más silencioso. Jose estuvo de acuerdo y salió con su amigo imaginario al balcón. No obstante, la casa era vieja y la puerta del balcón hizo un rechinido que despertó al padre-abuelo de Jose.

Momentos después, Jose y su amigo invisible ya estaban en el balcón riendo y hablando como en los viejos tiempos. Hablaron de princesas, de príncipes y de la sensación de ser libre como un pájaro. Riendo, Jose se asomó a la orilla del viejo balcón y abrió sus brazos como si fuera un ave. Cuando el padre-abuelo de Josefina entró a la habitación de su hija, se encontró con algo muy distinto: Jose hablaba con alguien que no estaba ahí y parecía tener la intención de arrojarse al vacío.

Alarmado, el padre-abuelo de Jose le gritó que se detuviera, pero ya era demasiado tarde. El viejo balcón de herrería cedió ante el peso de Josefina, quien, gritando aterrada, cayó al jardín con todo y barandal. Por fortuna, unos arbustos mal podados detuvieron su caída y todo el asunto quedó en un tobillo roto y varios moretones en el cuerpo.

Hecha un manojo de nervios, la madre-abuela de Jose fue al día siguiente a hablar con el psiquiatra sobre la recaída de su hija. Tras pensarlo un momento, el doctor afirmó que lo mejor para Josefina sería estar internada en una institución donde se le pudiera atender adecuadamente y vigilar de forma constante. Abriendo un cajón de su escritorio, el hombre sacó unos folletos y se los mostró a la madre-abuela de Jose, afirmándole que ése lugar era de lo mejor y que con toda seguridad ahí podrían ayudarla.


La portada del folleto tenía impresas las palabras: “Casa Alquicira”. Y en ese lugar, Josefina conocería a una extraña y enigmática chica de largo cabello rubio que la marcaría para siempre, física y emocionalmente. ¿Su nombre? Andrea Ferrán.

Pero esa es otra historia...

Women In Film

!Chequen esta maravilla¡

lunes, 6 de agosto de 2007

EL SONIDO DE LA MÚSICA...

Grabando la música de Hasta el viento tiene miedo:





Eduardo Gamboa dirige las grabaciones con músicos en los Estudios Sony BMG, en Naucalpan, Edo. de México. En estas fotos aparece con las secciones de metales y de cuerdas de la Mexfilm Orchestra, agrupación fundada y dirigida por el propio Gamboa desde principios de los 90's para grabar su música de cine.


Víctor Flores, contrabajista principal de la Mexfilm Orchestra. El mejor contrabajista del país.


Serguei Gorbenko, concertino de la Mexfilm Orchestra.


La pianista Yleana Bautista.


La virtuosa Gabriela Jiménez, timpani de la Mexfilm Orchestra. Gaby es una verdadera institución en la interpretación y enseñanza de la percusión sinfónica en México.


Acompañan a Humberto Terán (de playera blanca), el más prestigiado ingeniero de grabación y sonorización de música de concierto y ópera de México: Míntel Alonso, segundo ingeniero (de piochita), Juan Carlos Ertze, operador de ProTools, copista y bibliotecario de la Mexfilm Orchestra (extremo derecho), y el asistente de grabación Hugo Villanueva (extremo izquierdo).


El ensamble de metales de la Mexfilm Orchestra.


Otro virtuoso: David Ball, originario de Chicago, grabando las partes de contrafagot; instrumento muy presente en el "Tema de Josefina".


Grabando efectos de percusión con Armando López “Chancla”, un percusionista versátil y entusiasta.


Edgar Berríos, afinador y técnico de pianos de enorme prestigio.


Eduardo Gamboa, Gustavo Moheno y hasta el guionista Ángel Pulido (por ahí, en la esquina derecha), con el ensamble vocal 'Viva Voz', dirigido por Alfredo Elías López.


Mercedes Gómez, grabando las partes de arpa en los Estudios Rompe!, de la Ciudad de México.


El Ing. Eliseo Fernández Bolland, mezclando la música de la película en la Sala THX de los Estudios Churubusco.