viernes, 3 de agosto de 2007

EDUARDO GAMBOA, COMPOSITOR (II)


(Segunda y última parte)

Háblanos sobre la música que compusiste para "Hasta el viento tiene miedo"...

Aunque lo había hecho antes en forma muy discreta, esta es la primera vez que utilizo realmente –y creo haberle sacado el debido jugo- el famoso leit motiv, herramienta que el cine hereda de la ópera, sobre todo Wagneriana, y que -sin entrar en tecnicismos- consiste en componer y asignar diferentes temas a diferentes personajes o a distintas situaciones o incluso a estados de ánimo. A veces se asignan también instrumentos. El ejemplo musical que mejor ilustra esto es quizá, por lo accesible en su comprensión para el gran público, Pedro y el lobo, de Musorgsky.

Pero yo hice muchos temas, y luego los presenté de maneras diversas, con muchas variantes armónicas, rítmicas y de instrumentación, lo que me permitió –lo creo sinceramente- evitar que la música pudiera sentirse reiterativa. Ya el público juzgará.

Otro aspecto que me parece un acierto de la película –y que cuidamos también en la música- es la importancia que se da a la complejidad interna de los personajes, los contrastes y la manera en que interactúan entre ellos, lo que enriquece indiscutiblemente la historia, que de otra manera tendría el riesgo de quedarse en el regodeo de los aspectos sobrenaturales y sus correspondientes sustos. Creo que la música aporta la debida tensión, pero nunca manipula al espectador, como en las películas chafas del género.

¿De qué tema o parte musical de "Hasta el viento tiene miedo" te sientes más satisfecho?

Me gustan muchos, la verdad, pero es previsible que el público recuerde con más facilidad –y esa era precisamente la intención- el motivo melódico con que inicia el tema de Andrea y que en cierta medida comparte Claudia. Le tengo especial cariño, por su simpleza quizá, y su aire de ostinato, al tema de amor de “las amantes” (el público que vea la película sabrá a qué música –y a cuáles amantes- me refiero).


Los ordenadores y los samplers predominan cada vez más en la música de hoy día. ¿Cómo crees que evolucionará la música de cine en este siglo?

No sé. Tal vez se utilicen cada vez más las diversas –e infinitas- corrientes de la música electrónica (por cierto, la primera que me encantó en ese rollo fue ¡Corre Lola, corre! Pero cuando digo en ese rollo me refiero a que la música de toda la película se mantiene dentro de ese concepto. Porque ejemplos de música electrónica ha habido desde hace muchas décadas. No olvidemos las maravillosas versiones electrónicas de música de Bach en 2001, odisea del espacio). Pero no creo que dejen de emplearse en el cine –ni en la música de concierto- partituras orquestales, como no creo tampoco que los instrumentos tradicionales dejen nunca de existir.

Lo padre de esta época que estamos viviendo es que todo se vale. El eclecticismo es rey. La globalización nos pone al alcance del oído todas las músicas del planeta. Pero, como siempre, seguirán escribiéndose músicas buenas y músicas malas, no importa de qué género, estilo, época, región geográfica, etcétera. El chiste es componer música buena. Recetas no existen. Ya el tiempo dirá quién lo logra y quién se queda en el intento.

¿Qué puedes contarnos acerca de tus futuros proyectos?


Pues mi siguiente película ¡es otra de sustos! Se llama El libro de piedra… También está por estrenarse mi Concierto para flauta y orquesta y pronto iniciaré la composición de uno para violín, mientras sigo trabajando en otras obras de cámara que me han comisionado, una de ellas para la Camerata Mazatlán.

Y espero, claro, mi gran oportunidad en el cine: la de componer la música de una película de amplia difusión mundial. Memo del Toro y Guillermo Arriaga conocen –y les gusta- mi trabajo. ¡Ojalá se animen a invitarme!

Lo más cerca que he estado de ese escaparate mundial fue con la música incidental que compuse para The legend of Zorrro, la secuela hollywoodense con Antonio Banderas y Catherine Zeta-Jones.


PREMIOS Y DISTINCIONES DE EDUARDO GAMBOA:


-Premio Ariel a la mejor música de cine, otrogado en 2004 por la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas, por la música de fondo de la película Zurdo, de Carlos Salces.
-Premio Mayahuel a la mejor música de cine, otorgado en 2002 por el Festival Internacional de Cine de Guadalajara, por la música de fondo de la película Ciudades oscuras, de Fernando Sariñana
-Nominaciones al Ariel y a la Diosa de Plata a la mejor música de cine exhibido durante 2004, por la música de fondo de la película Conejo en la luna, de Jorge Ramírez Suárez.
-Nominación a la Diosa de Plata a la mejor música de cine exhibido durante 2003, por la música de fondo de la película Zurdo, de Carlos Salces.
-Nominación al Ariel a la mejor música de cine exhibido durante 1998, por la música de fondo de la película El cometa, de Maryse Sistach.
-Nominación al Ariel a la mejor música de cine exhibido durante 1995, por la música de fondo de la película Sucesos distantes, de Guita Schyfter.


Eduardo Gamboa con el ingeniero Humberto Terán, el mejor y más prestigiado ingeniero de grabación y sonorización de música de concierto y ópera de México, con quien Gamboa ha grabado toda su música, tanto de cine como de concierto.

jueves, 2 de agosto de 2007

EDUARDO GAMBOA, COMPOSITOR (I)


Foto: Martirene Alcántara-G
(Primera de dos partes)

Graduado como guitarrista en el Trinity College of Music de Londres, Eduardo Gamboa se dedica enteramente a la composición desde 1985. Su obra incluye música de concierto, tanto de cámara como sinfónica, música para teatro, cine, televisión y temas publicitarios.

En el ámbito cinematográfico ha sido compositor de la música de películas como La niña en la piedra, Manos libres, Conejo en la luna, Corazón de melón, Ciudades oscuras, Zurdo, El grito, El cometa y En medio de la nada, entre muchas otras.

Gamboa comenzó sus estudios musicales a la edad de 9 años, tomando lecciones de piano con Carlos Barajas. Poco después ingresó a La Peña de los Folkloristas, donde bajo la guía de Héctor Sánchez y José Ávila estudió los diferentes géneros de la música popular de México y Latinoamérica. Durante su infancia y adolescencia formó parte de los grupos Pilcuicatl y La Peña Móvil, con los que actuó en México y Estados Unidos.

Tras una breve temporada en la Escuela Nacional de Arte de La Habana, Cuba (1974), Gamboa prosiguió su formación musical en México, ingresando al Centro de Investigación y Estudios Musicales (CIEM). De 1982 a 1985 tomó clases particulares con los que han sido sus más importantes maestros: la guitarrista Magdalena Gimeno y el compositor Joaquín Gutiérrez Heras.

Además de compositor, Gamboa ha sido director musical y productor de numerosas grabaciones, tanto de música popular como de concierto, entre las que destacan el disco ¡Rompe!, con música de cámara contemporánea mexicana, en donde está incluida su obra Transparencias para flauta, violín, viola y violoncello. Otras producciones son Ven Acá, un CD con canciones de Agustín Lara interpretadas por Eugenia León; los dos discos editados por la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes bajo la batuta de Gordon Campbell; el CD Corazón Mexicano, de Eugenia León y Ramón Vargas, acompañados por la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México; y el CD De Bach a los Beatles, de Horacio Franco y Víctor Flores.

¿Qué es lo que te llevó a interesarte por la música de cine? ¿Cuáles son tus influencias, los compositores o bandas sonoras que te han marcado?

Desde muy niño mostré una clara vocación para la música y un gusto enorme por el cine, así que en mí fue un proceso natural que terminara componiendo música de cine. Ésto, claro, una vez que opté por la composición, porque al principio de mi formación académica quería ser guitarrista. Mi título de licenciatura, con el Trinity College of Music de Londres, dice: Licenciado en guitarra.

Pero también influyó, supongo, que me formé como compositor bajo la tutela de Joaquín Gutiérrez Heras, uno de nuestros mejores compositores, también cinéfilo y quien escribió muchas partituras cinematográficas, sobre todo en los 70’s y 80’s. De él aprendí muchísimo, por supuesto.

Ya como compositor profesional –llevo 22 años dedicado a ésto-, he seguido estudiando en forma autodidacta y muchas son las influencias que tengo.

En lo que respecta a la música para cine, mi gran favorito de todos los tiempos es Nino Rota; su música para El Padrino y muchas otras de las que compuso para películas de Fellini son de las que a uno lo marcan como compositor. También me fascina la versatilidad, el impacto de sus temas melódicos y el dominio de la orquestación de John Williams. Pero hay muchos más, cuya música me encanta, por ejemplo Mark Isham, Morricone, Philippe Sarde, la joven británica Rachel Portman, John Barry…

En el plano de la música de concierto, a la que dedico el mismo -e incluso más- tiempo que a la de cine, supongo que influyen en mí todos los grandes compositores cuyas músicas traemos todos en el inconsciente colectivo. Pero también tengo mis preferidos, los que me emocionan más, como Haendel, Mozart, Brahms, Chaikovsky, Dvórak, Ravel, Gershwin y Stravinsky.

Mi música de concierto es tonal, a veces modal, otras con tintes o recreaciones de la música popular de México y de otros países latinoamericanos, cosa que me sale de forma natural, pues desde niño también estuve muy ligado a estas músicas: estudié con Héctor Sánchez y Pepe Ávila de Los Folkloristas. De lo que sí estoy muy alejado es de las supuestas “vanguardias” y de la música de ruiditos.

¿En qué consiste el proceso de creación de una banda sonora para Eduardo Gamboa?

El proceso creativo es lo más individual e inexplicable que pueda existir. Es también lo que más disfruta un artista, sea escritor, pintor, compositor… Yo soy sumamente visceral. Jamás me planteo un esquema ni recurro a las técnicas composicionales para, cerebralmente, comenzar una pieza. Simplemente me siento al teclado y empiezo a jugar y a buscar, y cuando tengo un motivo melódico que me gusta, o cierta armonía que me atrae, o una idea rítmica interesante, trato de ahondar por ahí, y así van saliendo más ideas y voy construyendo más amplias frases o secciones. Es un proceso donde voy desechando lo que no me convence y quedándome con lo que me gusta.

Obviamente, al componer para el cine, hay que trabajar sobre la premisa de que la música debe servir y acompañar a la acción dramática, y nunca distraer o ir en contra de lo que se quiere narrar. Pero eso es como lo obvio. Nunca pienso en tales cosas cuando estoy componiendo la música de una película. Sería como si, ya sabiendo manejar un auto, cada vez que lo hiciéramos estuviéramos repasando con toda atención cada uno de los movimientos que hay que hacer para manejarlo. Eso ya lo hacemos “en automático”.

Pero lo que yo sí busco, además de que la música funcione con la imagen, es que sea una música que se sostenga por sí misma, que pueda escucharse y tenga coherencia, aunque la oigamos sin ver la película. Es padrísimo cuando logra uno que una de sus músicas cinematográficas consigue trasladarse a la sala de conciertos y ser ejecutada en versión de concierto. Tengo la fortuna de tener una suite que ya ha sido interpretada por diversas orquestas, incluso fuera de México: se trata de mi suite El Grito, con música que hice para la película del mismo nombre, dirigida por Gabriel Beristáin.


Volviendo a lo del proceso de hacer la música de una película, una vez que he acordado con el director el tipo de música que queremos, los lugares donde debe haber música y considerando los límites que impone el presupuesto, pues no siempre alcanza para grabar con una orquesta, por ejemplo, entonces me encierro a trabajar. Hasta ahora he tenido la suerte de que los cineastas con quienes he colaborado me han dado libertad total para componer y les ha encantado la música que he escrito para sus películas.

Nunca hago maquetas ni presento propuestas para que me las aprueben. Con el director me vuelvo a encontrar en la sala de conciertos o el estudio de grabación en el momento en que grabo con los músicos. Y luego compartimos también el proceso de mezcla y regrabación en una sala THX.

¿Hay un estilo específico de composición que creas que refleje mejor tu personalidad, o prefieres experimentar con diferentes soluciones musicales?

Una de las maravillas que el cine ofrece al compositor es precisamente el poder experimentar. De esta experimentación uno aprende muchísimo y luego lo expresa, si lo ha interiorizado y digerido realmente, también en la música de concierto. Y, como consecuencia de esto mismo, uno va adquiriendo el oficio de compositor, sabiendo cómo encausar sus ideas musicales, cómo desarrollarlas, cómo instrumentar y orquestar…

Mi formación musical sui géneris, con los mundos paralelos de la música formal, académica, y de la música popular, me han permitido ser muy versátil y encargarme en muchos casos, no sólo de la música de fondo de la película, sino también de las músicas incidentales que van sucediendo durante la historia. Por ejemplo, una secuencia donde aparece en pantalla un grupo de salsa, o un trío de boleros, o si de un supuesto tocadiscos se escucha un vals chopinesco, como en Hasta el viento tiene miedo. Aquí, el reto es lograr que el público, sin darse cuenta, crea que está escuchando un vals de Chopin, pero que poco a poco descubra que en realidad está oyendo el tema que compuse para Andrea, en estilo romántico, claro, para piano solo.

(Continuará mañana)


Eduardo Gamboa dirigiendo a la sección de cuerdas de la Mexfilms Orchestra para la música de "Hasta el viento tiene miedo".

miércoles, 1 de agosto de 2007

MAFER MALO, UN SUEÑO DORADO


Con experiencia en televisión vía telenovelas como En Carne Propia, episodios de Mujer Casos de la Vida Real, y la popular teleserie Rebelde, donde encarnó al personaje de Sol de la Riva, Mafer Malo ha llamado la atención con su personalidad alegre, sensual y enigmática.

Conocida por sus amigos como Fuzz, la rubia actriz también es recordada por la cinta Efectos Secundarios, donde en plan de adolescente precoz intentó seducir al treintañero Arturo Barba.

En Hasta el Viento Tiene Miedo, Mafer interpreta a Jessica, una chica en la que el personaje de Claudia (Martha Higareda) encuentra algo así como a la embajadora de las emociones encerradas de la Casa Alquicira.

¿Cómo describes a tu personaje?

Jessica es una chava que oculta su miedo y sus frustraciones detrás de una personalidad extrovertida. Siempre hace como que nada le importa. Sufre de una falta de atención absoluta de parte de sus papás, quienes resuelven todo fácilmente con dinero y que además no conocen realmente a su hija, pues Jessica es la clásica niña que frente a su familia juega el papel de la que no rompe un plato y en cuanto puede se escapa, ya sea por medio de las drogas, del reventón o molestando a alguien.

¿Qué escena odiaste y cuál te gustó más filmar?

La escena que más me gustó rodar ... es difícil decirlo porque todas tienen su encanto, pero yo creo que fue la del bosque donde estábamos todas corriendo empapadas... El humo, el frío… en verdad me sentí muy envuelta en la situación, fue algo mágico… Y bueno, la escena más difícil de filmar para mí fue el striptease, pero al final creo que resultó divertido y mis compañeras estaban en todo momento ayudándome; eso fue muy lindo.


De los temas que aborda Hasta el Viento tiene Miedo, ¿cuál te llamó más la atención?

Más que nada me intriga esta tendencia de los seres humanos a huir de nosotros mismos, a ponernos mil máscaras antes de reconocer que tenemos un problema o que cometimos un error, porque al final esos fantasmas siempre terminan atrapándonos. Por otro lado, creo que los trastornos alimenticios son un problema muy grave dentro de la sociedad actual y debemos actuar pronto.

Cuéntanos sobre tu experiencia de compartir el set con tus compañeras…

Magia y horas de diversión. Con cada una encontré algo tan especial que es muy difícil decirlo; pero en realidad la manera en que todas nos identificamos fue increíble; a todas les doy las gracias y les recuerdo que son parte de mí y que siempre van a estar en mi corazón.

¿Cómo fue trabajar con Gustavo Moheno?

Gus es una de esas personas que cuando lo ves sólo puede inspirarte armonía y tranquilidad y eso en un set es como un regalo divino. Lo admiro, lo respeto, y creo que nadie pudo hacer esta película mejor que él.

¿Viste la película original con Marga López y Maricruz Olivier? ¿Qué puedes decir que encontraremos en esta nueva versión?

Sí vi la primer película... Bueno, los años pasan y las cosas cambian; ¡eso está claro, ja! Creo que es una gran adaptación, pienso que le añadieron las cosas correctas, pero en el fondo el mensaje es el mismo y la manera en la que se usó el terror fue de una forma mucho mas psicológica y visual.


¿Cómo recomendarías la película?

Digamos que todos aquellos a los que les gusta el terror, el drama y lo poco común, no se la pueden perder.

martes, 31 de julio de 2007

MICHELANGELO ANTONIONI (1912 - 2007)


"No soy un teórico del cine. Si me preguntan qué significa dirigir, la primer respuesta que me viene a la mente es: no lo sé. La segunda: todas mis opiniones sobre la materia están en mis películas".

¡Qué semanita! Falleció ayer, el mismo día que Bergman, pero lo dieron a conocer hasta hoy.

Descanse en paz el maestro.

¡QUÉ POPULAR!

La entrevista de la semana pasada con Magali Boysselle es, hasta el momento, la nota que más comentarios ha recibido de todo lo que hemos publicado. Y bueno, Magali quiso agradecerles personalmente tanto cariño con el siguiente mensaje:

¡Hola a todos! Les quiero agradecer, de verdad, todos los hermosísimos comentarios que me han hecho... no saben lo bien que me hacen sentir sus letras... Es por cosas así que vale la pena hacer lo que hago. No dejen de seguir escribiendo, de recomendar este blog, esta película que tanto quiero y, por supuesto, no se olviden de ir a verla... ¡¡¡Gracias de nuevo!!!
Magali Boysselle

BIENVENIDOS A LA CASA ALQUICIRA


La casa, sin duda, es un personaje más de la película.


Preparando la toma de la llegada de Claudia a la casa.


Así es cómo más o menos quedó la toma.





Valeria Ciangherotti, Magali Boysselle y Mafer Malo en otra toma frente a la casa.






Iluminando la casa para una escena nocturna.


Mientras todos duermen, nosotros estamos haciendo una película en medio del bosque.

"Night shooting is even more difficult. Everything will have to be lit artificially. The rigging crew is usually joined by the electricians of the shooting crew at least four hours before nightfall. This is because cables have to be laid from the lights to the generators. Because the generators make a lot of noise, they're usually placed fairly far from the set so they don't interfere with the sound department. It's a lot easier and safer to lay the cables in daylight, when you can still see. Many weeks of night shooting exhausts everyone, including the crew. You really can't sleep during the day, or I can't. But there's a wonderful intensity about night shooting. After eleven o'clock, the neighborhood goes to sleep. An here, in the midst of blackness, a group of people are 'painting with light', creating something.

"We shot 'The Seagull' in Sweden. We built Madame Arkadina's house in a clearing in the woods by a lake. There was only one night of shooting. Gerry Fisher, the cameraman, told me to take a long dinner break, since he'd need about an hour and a half to finish lighting once night had fallen. Cameramen can't fine fine-tune their lighting until it's completely dark. An hour after nightfall, I drove out to the set. The road led over a hill. As the car came over the crest, I saw below me a small, concentrated, white-hot diamond. Everything around was black except for this beautiful burst of light, where the set was being lit. It's a sight I'll always remember: people working so hard, all making the same movie, creating, literally, a picture in the middle of a forest in the middle of the night".


Sidney Lumet (Making Movies)

lunes, 30 de julio de 2007

INGMAR BERGMAN (1918 - 2007)


Descanse en paz el maestro.

VALERIA CIANGHEROTTI... NUESTRA QUERIDA MARINA


Destacada estudiante de CasAzul, institución académica auspiciada por el Grupo Argos de la que está surgiendo una nueva e interesantísima generación de actores, Valeria Ciangherotti hizo su debut cinematográfico siendo apenas una niña en La última batalla (1993), de Juan Antonio de la Riva. Actriz de obras teatrales, comerciales y cortometrajes, Valeria lleva el arte escénico en la sangre pues su papá es ni más ni menos que el reconocido histrión Fernando Luján. Valeria interpreta a Marina, la “miss anorexia” de Hasta el viento tiene miedo, y nos platica de su experiencia.

¿Cómo es tu personaje en Hasta el viento tiene miedo?

Marina es una joven perteneciente a una familia importante del país, es ingenua y le hace falta amor; cree que todo se soluciona con dinero y poder pero sólo porque así ha sido educada.

¿Cuál fue la escena que más te gustó rodar?

En la que corremos bajo la lluvia hacia la torre en medio del bosque. Hacía un frío del carajo, pero manteniendo una buena actitud todo es mejor y hasta divertido.

¿Y la escena más difícil de filmar?

Pues… Creo que fue mi escena en la regadera; para empezar es mi primer desnudo, pero lo peor de todo fue el frío que estaba haciendo: estábamos a menos 2 grados centígrados y había problemas con la presión del agua, la cual debía ser potente, y como tardamos varios minutos en que saliera como debía yo me encontraba descubierta a esas temperaturas. Había que manejar la mente.


De los temas que aborda la película, ¿cuál es el que te llama más la atención?

El que se refiere a lo que la falta de amor puede provocar en alguien, tanto de los demás para con uno, y del amor que uno debe tenerse a sí mismo y a la vida. Me parece terriblemente triste lo que les sucede a todas estas chicas, ya sean adicciones o enfermedades que son provocadas por la baja autoestima, la cual viene a raíz de un abandono emocional por parte de los padres.

¿Qué nos puedes decir de tu experiencia de trabajo con tus compañeras actrices?

Fue un agasajo trabajar con todas; hicimos vínculos bien padres, en distintas áreas. Con Martha tuve un encuentro místico; Danny me mostró aspectos de nuestro país interesantísimos; con Fuzz desahogué penas de amor; con Magali compartí historias de amores pasados y ni tan pasados; Elizabeth despertaba en mí una gran ternura. Y luego están la señora Verónica Langer, la señora Mónica Dionne y la señora Verónica Falcón... ¿Qué puedo decir? Fue un verdadero honor estar con ellas, eran como las mamás de las pollitas. Y bueno, por último Guadalupe Noel, de quien tengo una gran anécdota: un día, en el comedor, yo estaba tristísima -cosa de amores- y ella me cantó una canción bellísima que ahora siempre llevo en mi cartera.

Breve biografía de Marina Del Valle
Por Valeria Ciangherotti

Desde un gran ventanal, en una casa encerrada entre lo que parecen murallas, en Las Lomas, Marina se encuentra sentada en una silla mirando hacia el jardín. Detrás de ella, su nana le cepilla una y otra vez el pelo, actividad que realizan todos los días. Marina, con la mirada perdida, sueña y recuerda…

Recuerda el día en que una bicicleta -su primera bicicleta- llegó a casa y por manos del chofer le fue entregada en su cumpleaños número 9, en nombre de sus papás. Su nana y el chofer, a un lado y al otro, le enseñaban a andar en ésta, pero, de pronto, Marina perdió el equilibrio y cayó raspándose rodillas y manos. Marina lloró y lloró, pero no por la caída, sino porque su mamá no estaba ahí para abrazarla.

Marina creció así, con gente a su servicio, educada en las mejores escuelas para señoritas de la Ciudad de México. Marina vive en lo que llamarían una caja de cristal. Pero ahí dentro hacen falta abrazos, besos y muchos "te quiero".



Así fue como Marina se fue enfermando; la tristeza, miedos, enojo e inseguridad la envolvieron. Y Marina se sentía fea, gorda… y comenzó a dejar de comer… Tal vez así llamaría la atención de sus papás, y tal vez así la querrían.

Pero algo hermoso le ocurrió a Marina: conoció a alguien que comenzó a llenar esa cajita de cristal con un poco de amor. No obstante, Marina llevaba ya 2 meses con una "dieta" que no pensaba dejar. Y después de 2 meses al lado de su novio, fue éste quien detectó que algo andaba mal y avisó a los padres de Marina, quienes volaron a la ciudad para internarla de inmediato.

Ahora Marina se encuentra en un reconocido centro de rehabilitación que está en manos de la doctora Bernarda Alquicira, la cual lleva un régimen muy estricto y rígido, el cual Marina reconoce y acepta, ya que así eran las cosas con su papá, y no en vano la exclusiva Casa Alquicira posee un gran reconocimiento.

Marina está recuperándose y tal vez pronto pueda estar afuera, pero a decir verdad se siente muy segura ahí dentro; siente que se identifica a pesar de que en ocasiones es el blanco de burlas de las demás internas por su ingenuidad y sus comentarios fuera de lugar.


¡Pobre Marina! ¡Cree que todo se arregla con dinero y poder! Pero no conoce más. Obsesiva, caprichosa, dependiente, soñadora, frágil, ingenua y tierna… así es mi querida Marina.

domingo, 29 de julio de 2007

IGUAL QUE EL VIENTO, TAMBIÉN SIENTEN EL MIEDO


Vale la pena recobrar la siguiente nota aparecida en El Universal, el lunes 20 de noviembre de 2006, justo el día que arrancó el rodaje. Es un verdadero deleite.


Igual que el viento, ellos también sienten el miedo
Revela el elenco de la cinta de Gustavo Moheno sus temores a lo desconocido y a los fantasmas
Por César Huerta


Este lunes, en el segundo piso del Periférico, una joven de nombre Claudia intentará suicidarse. El momento será captado por el realizador Gustavo Moheno y plasmado en una cinta de terror.

Y es que comenzará el rodaje del remake de Hasta el viento tiene miedo, original de Carlos Enrique Taboada (1929-1997), considerado el maestro del género en México.

Como en la versión de los 60, un fantasma caminará en un lugar cerrado exclusivo para mujeres e intentará asesinar a quien le hizo daño.

Antes de iniciar, el realizador, así como el elenco conformado por Martha Higareda, Danny Perea, Verónica Langer, Mónica Dionne, Elizabeth Valdez y Fuzz (Mafer Malo), revelaron sus miedos a lo desconocido.

-¿Crees en fantasmas?

- Gustavo Moheno: Sí creo. Era muy cercano a mi abuela y una vez que nos fuímos de vacaciones sin ella, recuerdo que en el momento en que ella moría, yo me estaba ahogando en un río; es algo que siempre me ha puesto a pensar.

- Martha Higareda: En casa de mi abuelita hay fantasmas: la chapa da la vuelta, como si alguien quisiera entrar; se abren todas las puertas.

- Danny Perea: No, y deseo mucho que me pase algo.

- Verónica Langer: Hace poco estaba pensando en mi madre, que murió hace casi 20 años, sentí que la extrañaba y en ese momento sentí que se había caído algo y era su foto.

- Mónica Dionne: Creo que uno convoca cosas, la energía que das recibes, yo no he visto fantasmas, pero eso de que cuando mueres pierdes 21 gramos de peso da de qué pensar.

- Elizabeth Valdez: Un día estaba acostada viendo la tele al lado de la ventana y vi claramente cómo abrían la reja y de reojo una figura humana caminando hacia la sala; me asomé y no había nada.

- Fuzz: De chiquita hablaba con mi abuelo, cuando él ya había muerto; me acuerdo de las conversaciones.

-¿En qué momento de tu vida has sentido más miedo?

- Gustavo Moheno: Este lunes, cuando haga la primera toma de la peli.

- Martha Higareda: Tenía 11 años y me subí a un juego que se llama el martillo y justo cuando se voltea, me iba a caer. Había hecho trampa, no daba la altura, y la protección era una barra que no me quedaba; me quedé colgando de una manera rara.

- Danny Perea: Cuando pasé por la etapa de quién era, si lo estaba haciendo bien o mal en la vida.

- Verónica Langer: Cuando me dieron un cristalazo para robarme la bolsa en Periférico y Barranca del Muerto.

- Mónica Dionne: Ahorita, con la situación del país; cada vez se están abriendo más canales en lugar de irse mejorando las cosas.

- Elizabeth Valdez: El día que operaron a mi papá del corazón.

- Fuzz: Cuando intentaba saber quién era yo.


-¿Cuál ha sido la historia de terror que más miedo te ha dado?

- Gustavo Moheno: Me contaban la leyenda de la llorona yucateca, que era la diosa del suicidio para los mayas y me decían que cuando alguien perdía algo, se metía al bosque y ella se lo llevaba. Cuando visitaba a mi abuela que vivía afuera, en el campo, tenía temor de que se me apareciera.

- Marta Higareda: Por los cuentos, me daba miedo qué cosa podría salir de abajo de mi cama; que un día despertara y hubiera alguien ahí.

- Danny Perea: ¡La clase de moral! Alguien que te enseña, pero con su moral, ¡pues está cabrón!

- Verónica Langer: Más que historia es jugar a la ouija, me parece aterrador.

- Mónica Dionne: Mi papá vivía en Estados Unidos y fuimos a verlo y nos regaló unos discos, a mi hermana le dio uno de los Beach Boys. Un día fuimos al museo de cera y vimos una parte de la sala del miedo ahí, con monstruos; no se por qué, pero después relacionaba todo y posteriormente, cuando escuchaba al disco de los Beach Boys, me daba mucho miedo.

- Elizabeth Valdez: Me contaron que un amigo estaba en su cama, de pronto sintió una presión en su pecho, como unas manos y comenzaron a decir su nombre y no podía moverse. Desde entonces ya no duermo boca arriba.

- Fuzz: Estudiaba en una escuela de monjas, mi educación era liberal, y una compañera me decía que como creía en la magia, me iban a agarrar y las monjas me iban a quemar, y les creía. Tenía unos ocho años.

-¿Y la película más terrorífica?

- Gustavo Moheno, Verónica Langer y Fuzz: El resplandor.

- Martha Higareda: Los otros.

- Danny Perea: El proyecto de la bruja de Blair, nunca ves un fantasma, todo es psicológico.

- Mónica Dionne: El exorcista es fantástica; y Psicosis es un buen terror psicológico.

- Elizabeth Valdez: Una película asiática que se llama Están entre nosotros.


-¿Cuál sería tu mejor epitafio?

- Gustavo Moheno: "Perdonen que no me levante a saludarlos".

- Martha Higareda: "No me voy, me llevan".

- Danny Perea: "Humanista".

- Verónica Langer: "Murió superando sus problemas, sus barreras más grandes".

- Mónica Dionne: No sé, está muy difícil.

- Elizabeth Valdez: "Mis niñas".

- Fuzz: "Apasionada".